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Efemérides

En el Día Internacional de los Pueblos Indígenas exigen saldar deuda histórica

En el Día Internacional de los Pueblos Indígenas exigen saldar deuda histórica

Alma Vilches
Josué Parada
Juan Carlos Villafranco
Redacción Diario Co Latino

La comunidad Indígena de Izalco conmemora el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, con un ritual a la cosecha y al tiempo. Foto: Diario Co Latino/Josué Parada


Con una ceremonia ancestral nuestros indígenas dieron gracias a la Pacha Mama (Madre Tierra), ataviados con indumentarias autóctonas y acompañados de sonidos producidos con carapacho de caracol, fuego, aromas naturales y frases étnicas.

Este rito, frente al monumento del Salvador del Mundo, fue organizado por el Consejo Coordinador Nacional Indígena Salvadoreño (CCNIS) en el marco del “Día Internacional de los Pueblos Indígenas”.

En la ocasión, dicho organismo exigió desde el 2005 la aprobación a la reforma constitucional, en la que se plantea sean reconocidos y respetados los derechos de las etnias.

Rosalío Antonio Ama, descendiente de Feliciano Ama (cacique indígena y uno de los líderes de la insurrección campesina de 1932), dijo que históricamente estos pueblos han hecho diversas gestiones enfocadas a que el Estado realice reformas constitucionales, donde se respeten los derechos de los indígenas.

“Exigimos saldar la deuda histórica que el Estado salvadoreño tiene pendiente con los pueblos originarios de estas tierras, esperamos que se reconozca constitucionalmente la existencia de nuestros pueblos y sean resarcidos los daños a la población Nahuath, cometidos en la masacre de 1932 y 1982”, enfatizó Ama.

El pueblo indígena señala a los gobiernos de ARENA como los causantes de las violaciones a los derechos humanos que sufrieron en el pasado, al impulsar políticas de represión, exterminio e invisibilización de la identidad cultural.

Asimismo, se muestran en contra del deterioro del medio ambiente. “Rechazamos toda práctica de explotación y construcción de represas, ya que lejos de beneficiarnos causan grave daño a nuestro madre naturaleza”, afirman.

“Pedimos a todos desvanecer los sentimientos de inferioridad hacia nuestros sistemas de vida tradicional y erradicar prácticas racistas y discriminatorias, reconocemos que el Presidente Funes está dando muestras de apertura a nuestro pueblo indígena, esperamos que cumpla con su plataforma planteada en lo concerniente a nuestros derechos”, puntualizó Ama.

Izalco celebra día indígena
Al son de la marimba, el pito y el tambor y bajo un intenso sol, Izalco celebró ayer por primera vez, el día dedicado a la comunidad indígena, actividad organizada por la Alcaldía Municipal, la Alcaldía del Común, con las diferentes cofradías y asociaciones indígenas del lugar.

En una solemne procesión, acompañada de los mayordomos de todas las cofradías, los miembros de la comunidad indígena, vestidos con los tradicionales refajos y trajes de manta, encabezados por los cohetes de vara y la música de marimba, hicieron su ingreso a la alcaldía municipal, donde fueron recibidos por las autoridades municipales. Cientos de personas colmaron los alrededores de la alcaldía y el Parque «Tomás Zaldaña», para presenciar los diferentes actos y rituales que realizó la comunidad.

El sonido del caracol dio lugar a la invocación de las divinidades, ritual que fue hecho por Juliana Ama, miembro de la Asociación Feliciano Ama, que dio por iniciado oficialmente el día dedicado a la comunidad Indígena.

“Hoy ellos tienen la oportunidad de pronunciarse ante todo el mundo que son una comunidad que vive, que existe y que está pujante”, expresó Roberto Alvarado, Alcalde Municipal, quien ha dado un gran apoyo a la comunidad indígena.

Al mismo tiempo, miembros de la Asociación Nacional Indígena Tierra Sagrada, realizaron en el Parque Zaldaña, el ritual de Agradecimiento de la Cosecha y el Tiempo, que consistía en invocar a los cuatro puntos cardinales, a los “tatas”, al dios fuego y al sagrado viento.

“Estamos dando a conocer a la población salvadoreña y a mundo, que como comunidad indígena se nos ha desconocido, el gobierno nos ha negado, diciendo que somos el 2%, pero en realidad somos el 24.5%”, expresó José Vázquez, Presidente de la Asociación.

Asimismo, se colocó una ofrenda floral en el lugar conocido popularmente como “El Llanito”, ubicado a un costado de la iglesia de la Asunción; lugar sagrado para la comunidad indígena, ya que ahí se encuentran sepultados indígenas que fueron masacrados hace 77 años en el etnocidio de 1932.

NATALICIO: JOSÉ SIMEÓN CAÑAS

NATALICIO: JOSÉ SIMEÓN CAÑAS

JOSÉ SIMEÓN CAÑAS
 

Presbítero y Doctor, nacido en la ciudad de Zacatecoluca, República de El Salvador, el 18 de febrero de 1767, era de una familia acaudalada que con el fin de educar a sus hijos se rasladó a Guatemala. Desempeñó el alto puesto de Rector de la Real y Pontificia Universidad de San Carlos, en Guatemala, donde se conquistó el aprecio de todos por su sabiduría y el buen tacto con que resolvía las dificultades que se le presentaban.

Fue quien con fecha 31 de diciembre de 1823, pidió a la Asamblea que fuera decretada la abolición de la esclavitud, abogando por la igualdad de los hombres.

El doctor Cañas tenía un gran corazón: no compartía su pan con los pobres, se los daba todo, y así fue como repartió entre todos los menesterosos la cuantiosa herencia de sus padres. Su salud fue siempre muy mala, pero él con gran esfuerzo supo sobreponerse a sus achaques, y mantener siempre su espíritu sano y fuerte contra todos los males.

Falleció el Padre Cañas el 4 de marzo de 1838, y sus restos fueron sepultados en la Iglesia de El Pilar, de San Vicente.

GENOCIDIO DE 1932, ESTÁ PRESENTE EN LA MEMORIA DE LOS TATAS IZALQUEÑOS. Por Iván Escobar y Gloria Silvia Orellana. Diario Co Latino.

GENOCIDIO DE 1932, ESTÁ PRESENTE EN LA  MEMORIA DE LOS TATAS IZALQUEÑOS.  Por Iván Escobar y Gloria Silvia Orellana.  Diario Co Latino.

Los abuelos o tatas, como se les llama de forma respetuosa a los adultos que trascienden los 80 años de edad, por parte de las nuevas generaciones, guardan en su memoria celosamente uno de los hechos más oscuros del pueblo izalqueño: el genocidio de enero de 1932.

A 76 años, las secuelas del genocidio del pueblo indígena, ejecutado por el dictador Maximiliano Hernández Martínez, persisten en el pueblo de Izalco: la sensación de desconfianza, temor y retardamiento de justicia.

Carlos Helas, de 86 años de edad, nacido en 1922, narró la zozobra en que vivieron por más de tres meses de represión, por parte de las fuerzas gubernamentales que irrumpieron en esa zona del país, por órdenes del General Maximiliano Hernández Martínez.

Helas, que en esa época contaba con 10 años de edad, explicó que la pobreza extrema marcaba la diferencia hasta en la distribución misma del pueblo, donde los ricos, que eran minoría, vivían en la zona céntrica del asentamiento y la gran mayoría en sus alrededores, en condiciones deplorables.

“En aquel tiempo nosotros no valíamos nada, vivíamos en casas de paja y vivíamos de la tierra… yo fui afortunado, porque estudié hasta el cuarto grado, luego apoyé a mi padre en los trabajos del campo, junto a mi hermano”, relató este sobreviviente de la masacre indígena.

Las escenas de terror por la persecución y asesinatos en masa, marcaron la vida de este hombre, siendo niño, al igual que muchas de las personas de su generación en Izalco, departamento de Sonsonate.

El silencio en cada uno de los sobrevivientes del 32´, cuesta romperlo, incluso hablar del tema abiertamente no es tan fácil en esta tierra conocida como “Lugar de casas de obsidiana”.

“Mi tío tenía solamente 14 años, cuando mi padre decidió huir con nosotros, recuerdo que él se negó a irse y se escondió en la copa de un árbol de Mamey, pero el pobrecito fue descubierto por “la comisión” (grupo de soldados) que lo bajaron y luego lo mataron”, relata el sobreviviente. 

El 22 de enero de 1932, ha marcado un hito en la historia nacional, la Organización de Naciones Unidades (ONU), lo ha calificado como el genocidio más numeroso en América Latina.

La incertidumbre, tras los primeros asesinatos colectivos de ese 22 de enero, aumentó con la participación de las autoridades municipales que apoyaron al gobierno central.

“Recuerdo un bando (anuncio público municipal) llamando a la gente a regresar, diciendo que la guerra había terminado y había paz… muchos regresaron de uno de los cerros, con una bandera blanca venían entrando, ahí murieron tres primos hermanos de mi mamá, a manos de la caballería, los blanquearon ellos con armas y la gente sin nada, después fueron quemados”, rememoró el anciano.

El padre Salvador Castillo Solórzano, fue un defensor del pueblo indígena, interviniendo para que no fueran quemados los ranchos de la comunidad, que era uno de los planes gubernamentales, recuerda el anciano.

Helas, después de cuatro décadas del genocidio, trabajó como sacristán de la iglesia de La Asunción, y fue ahí donde el padre Ricardo Cea, párroco en ese entonces, ordena la construcción de un muro en los alrededores del templo, y al levantar los cimientos dejó al descubierto cientos de osamentas de las víctimas del 32´.

“Eran huesales bastantes, los que encontramos… dicen que eran de los que asesinaron en ese tiempo, en las grandes fosas que abrían en el día y que por las noches los mataban; eran enterrados en el campo santo (conocido hoy como el Llanito de la Iglesia Asunción)”.

Doña Francisca Turish, conocida como Francisca Ramírez, con 90 años de edad, guarda celosamente datos importantes de la época, pero aun se autocensura a compartirlos como mecanismo de protección.

“Me agarraba de la nagua de mi nana y temblaba, tenía mucho miedo… pero no me acuerdo de nada más”, dice, mientras su rostro confirma que sabe mucho más.

Entre frases comparte que durante el genocidio, ella y su madre, al igual muchos pobladores no tenían nada que comer, “sólo comíamos guineo majoncho… pero no me acuerdo más”, vuelve a repetir.

Al consultarle sobre los asesinatos en masa que se habrían cometido en distintos puntos del pueblo, confirmó que grandes fosas fueron cavadas para depositar los cuerpos de las víctimas, consideradas en esa época como rebeldes comunistas, que intentaban tomar el poder con violencia.

Tanto la nana Francisca como el tata Carlos, concuerdan que la población fue diezmada, y que los muertos eran hombres y niños, desde los 12 años en adelante.

Ceremonia indígena al agua
En el inicio de la conmemoración del 76 aniversario de la masacre de 1932, la comunidad indígena de Izalco, realizaron al finalizar la tarde de este viernes, una ceremonia al agua.

La actividad tuvo lugar, en el centro recreativo Atecozol, en el nacimiento de agua, donde se recordó la ceremonia la memoria de los “abuelos” y los retos de las nuevas generaciones, para enfrentar los problemas actuales.

La ceremonia la dirigió Julia Ama de Chile, de la Fundación AMA, y descendiente de José Feliciano Ama, el líder histórico del levantamiento indígena del 32´, defensor de los derechos indígenas en el país, y ejecutado por la dictadura de Martínez.

“Como equipo estamos acá, porque nos ayuden a que la fuerza, energía dé mayor empuje esta noche y la divinidad trascienda para que podamos no eliminar, pero si contrarrestar efectos negativos”, dijo.

De acuerdo organizadores, el objetivo de la ceremonia, “a parte de hacer un homenaje a las víctimas del 32”, es también recordar el valor y significado que tenía el agua para nuestros antepasados que se ha perdido en la actualidad”, explicó Wil Pinto, miembro de los sectores que integran el Movimiento de Unidad Social Izalqueño (MUSI).

Con esta actividad, el pueblo izalqueño, arranca los actos conmemorativos del 76 aniversario de la masacre y que este día, se desarrollará la actividad central, en donde se analizarán las causas y efectos de los acontecimientos de 1932.

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16 AÑOS DE LA FIRMA DEL ACUERDO DE PAZ. DiarioCoLatino

Contrario a lo sucedido el año pasado, cuando se cumplieron los 15 años de la firma del Acuerdo de Paz, hasta una actividad en el exterior del país (España) se realizó, a iniciativa del gobierno y los firmantes de la paz de parte de la exguerrilla,  para conmemorar la histórica fecha.

Hoy, a excepción del FMLN, que desarrolló toda una jornada conmemorativa en dos puntos de la ciudad, de parte del gobierno la fecha ha sido olvidada o invisibilizada.

Seguramente, porque el Presidente de la República, Elías Antonio Saca, quien es a su vez, Presidente del partido ARENA, ha estado más ensimismado en los quehaceres de su partido, sobre todo, en estos momentos de crisis interna, provocada por la escogitación de su fórmula presidencial.

O porque, como dice el FMLN, es la actitud coherente, después de “haber torcido el espíritu y la letra de los Acuerdos de Paz”.

Independientemente de que lo celebre o no la parte oficial, o los firmantes, lo más importante es la apropiación que hagan los sectores sociales y populares, no sólo del espíritu y letra del Acuerdo de Paz, sino su fecha histórica, para abonar a la memoria histórica.

Retomar el espíritu es, por un lado, hacer una revisión de las causas que generaron la guerra, es decir, los problemas estructurales: la pobreza (extrema y relativa); la exclusión social y económica; la justicia social y la profundización de la democracia, la democracia participativa.

Si vemos el asunto en perspectiva, en torno a la exclusión económica, lo primero que se debe traer a cuenta es la injusta distribución de la riqueza.

Después de 16 años de la firma de la paz, el 25% de la población más rica acapara el 54% del total de los ingresos; mientras que el 30% de la población sólo recibe el 6.5% de los ingresos totales.

Lo anterior explica que en El Salvador “en paz”, según datos del gobierno, el 35.8% de la población viva en la pobreza, es decir, 2 millones 149 mil 926 habitantes, de esos, más de 600 mil viven en pobreza extrema.

Es decir, si el Acuerdo de Paz suponía configurar un país con más oportunidades para todos, con esos datos queda claro que el país sigue trabajando en función de unos pocos.

A estos aspectos se refería Monseñor Gregorio Rosa Chávez cuando dijo el domingo que en El Salvador: “A un persisten las causas que provocaron la guerra”.

Por el otro lado, es necesario revisar y rescatar y enrumbar las instituciones surgidas del proceso de Paz, verbigracia: La PNC, la Procuraduría de los Derechos Humanos, El Consejo Nacional de la Judicatura y el Tribunal Supremo Electoral.

Cada una de esas instituciones ha sido manoseada por los distintos gobiernos de ARENA en estos 18 años, por lo que es menester impulsar procesos de rescate.

Es decir, apropiarse del Acuerdo de Paz no sólo es celebrar la efemérides, sino, convertir en banderas de lucha su rescate y clavarla en el infinito como el camino hacia la esperanza.

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