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La verdad fue el testimonio de vida de Jon Cortina

La verdad fue el testimonio de vida de Jon Cortina

Un oficial de la PNC firma el libro de recuerdos dentro de las instalaciones de la Casa Museo. Foto Diario Co Latino/Eugenio Castro

 

Merlin Velis
Eugenio Castro
Redacción Diario Co Latino

Son muchas las personas que dan testimonio de que la vida de Guarjila, pueblo de Chalatenango, no podría ser la misma sin el legado dejado por el padre Jon de Cortina, hombre de aguerrida fe, que supo descubrir y transmitir esperanza en  los momentos mas difíciles en que los guarjileños se sentían abatidos por las adversidades del conflicto armado.

El arraigo al humilde modo de vida de la gente pobre  y  entrañable amor por la justicia y la verdad,  le hizo comprender el insoportable dolor que desgarró a cientos de  madres campesinas cuando les arrebataron con sanguinario odio a sus pequeños hijos. Aunque la situación era acongojante  por los fuertes enfrentamientos, el sacerdote jesuita se dedicó a recuperar los testimonios de esas madres y abogó incansablemente por el esclarecimiento de las desapariciones forzadas de los infantes.

Desde 1986 el padre Jesuita Jon Cortina unió esfuerzos con familiares y otras organizaciones para iniciar las labores de reunificar familias, acompañar víctimas de desaparición forzada, y también acompañar a toda una población desesperada y sin recursos que regresaba del destierro. Después de fundar la asociación Pro Búsqueda de Niñas y Niños Desaparecidos su segundo hogar se convirtió en el primero y se estableció hasta su muerte en esta comunidad montañosa del norte del país. Los habitantes de la zona caminaron junto a él, lloraron y rieron juntos, pero más que todo Jon Cortina abrazó a toda una comunidad que necesitaba abrigo espiritual.

Mientras camina en medio de faroles y antorchas en la peregrinación en memoria del padre Jon, Amada Rivera, de sesenta y seis años con nostalgia, recuerda que “el padre sanó muchos corazones de nosotros los familiares que hemos perdido niños en la guerra”. La anciana todavía vive la devoción de Cortina al comentar como los bombardeos no lograban quebrantar la fe su querido sacerdote, “celebrando misa estábamos y el  (Jon Cortina) decía tengamos paciencia, tengamos fe que nada nos va pasar… y todos amontonaditos junto con él, nosotros sentíamos aquello como que si Dios estaba ahí con nosotros”.

Los buenos recuerdos son incontables y mas aun el cariño que le siguen teniendo en la comunidad de Guarjila, “sobre todo por sus enseñanzas desde  una visión progresista de cómo concebir la fe, no necesariamente rezando y viendo hacia el cielo, sino viendo la realidad de la pobreza”, dice Carlos Monje, ex combatiente de Guarjila.


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