Deportados: los sueños que quedan en el camino
Un total de 120 salvadoreños, entre hombres y mujeres, llegaron al aeropuerto de Comalapa, deportados desde la ciudad de Harlingen, Texas. Los salvadoreños realizan su respectivo chequeo de arribo para posteriormente ingresar libremente al país.
Zoraya Urbina
Redacción Diario Co Latino
José (nombre ficticio) se graduó de bachillerato con la ilusión de trabajar para ayudar a su familia y pagar sus estudios universitarios; después de un año de buscar y no encontrar un empleo decidió emigrar a los Estados Unidos.
En octubre empacó unas pocas pertenencias y emprendió el camino que creyó lo llevaría a realizar sus sueños, después de dos semanas de viaje llegó a su destino. Pero al cruzar la frontera fue detenido por las autoridades de Migración de ese país.
Después de un mes su familia no sabía nada de él y buscó en las oficinas del Ministerio de Relaciones Exteriores, donde, luego de investigar, les informaron que estaba en un centro de detención para ilegales y que lo deportarían en los primeros días de enero de este año.
Al borde del llanto, su padre recuerda que tuvo que hipotecar su casa para pagarle al coyote, “ahora no sé cómo vamos a hacer, pero mi hijo ya está aquí y eso es lo mejor”. Este martes, José, junto a 120 repatriados y repatriadas más, llegó al país en un vuelo fletado en el que también viajaba el Viceministro para salvadoreños en el Exterior, Juan José García, y el Subsecretario Adjunto de Operaciones del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos, Alonso Peña.
Previo al viaje, los funcionarios visitaron el centro de detención de Willacy, Raymondville, Texas, para corroborar las condiciones en las que están los detenidos que luego son deportados a sus lugares de origen.
García explicó que esta acción corresponde a las políticas del Gobierno de Mauricio Funes, en el sentido de velar por los derechos de los compatriotas que residen fuera del país.
En este sentido, anunció la creación de un grupo de trabajo binacional entre El Salvador y Estados Unidos en el que se abordaran temas referentes al proceso de inmigración de salvadoreños y salvadoreñas.
Según Alonso, aunque este es un tema difícil, el Gobierno estadounidense trabaja para que el proceso de deportación sea respetuoso de los Derechos Humanos de los inmigrantes.
No obstante, una de las personas que regresaron deportadas dijo que el trato que les habían dado era malo; ejemplificó el caso de un joven al que las autoridades migratorias de Estados Unidos que vigilaban el centro de detención, amedrentaban diciéndole que como castigo lo enviarían a Irak.
La versión del maltrato fue corroborada por otros deportados. “Ahí lo tratan a uno peor que un animal, no le prestan atención cuando hay un enfermo, lo llegan a ver hasta que les da la gana”, dijo un hombre que emigró en 2005, y que fue detenido mientras conducía sin documentos que respaldaran su estancia en ese país.
Daniel salió de La Unión con rumbo al norte en 2000, en Houston, Texas, trabajaba en construcción. “Ganaba $20 la hora, con lo que ganaba compré un solar para mis padres y les construí una casita, pero me falta, así que nomás que pueda reunir pisto me regresó para allá”, relata.
El año pasado 19 mil 175 compatriotas fueron deportados de Estados Unidos, según la Dirección General de Migración y Extranjería de El Salvador. En lo que va de 2010 este es el cuarto vuelo que arriba con personas deportadas.
En este contexto, este día el grupo de trabajo conjunto tendrá una reunión para discutir medidas alternas para los repatriados y temas tales como: reinserción laboral, mejoras en el Programa Bienvenido a Casa y temas de seguridad.
En la comitiva salvadoreña viajaron también, el Encargado de Negocios de la Embajada salvadoreña en Washington, Francisco Altschul; el Director de Migración, Francisco Rubén Alvarado; el Director de Derechos Humanos del Ministerio de Relaciones Exteriores, David Morales y la cónsul en Houston, Ana Silvia de Gallo. Mientras las reuniones y las discusiones para mejorar la condición de los salvadoreños en el extranjero y de los que son repatriados, el padre de José tiene que buscar como conseguir dinero para pagar sus deudas y “rebuscarme para ver cómo le consigo un trabajo, pero gracias a Dios mi hijo ya está de regreso y vino bien”.
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